Una buena práctica para empezar a relacionarse de manera más positiva y sana, es salir. Y mejor, todavía, salir solos. Puede resultar raro, o aburrido, en principio, pero puedo asegurarles que es todo lo contrario. Una salida -nos referimos a una salida ociosa, con el fin de entretenerse- puede resultar extraordinaria e interesantísima si nos enfrentamos a los demás sin amigos o familiares que nos respalden, sobre los que podamos apoyarnos si nos sentimos, por ejemplo, rechazados.
Esto puede comenzar a ser un nuevo rumbo en tu vida. Debes, ante todo, aceptar la premisa básica: que se puede hacer. Se puede salir solo y conocer gente absolutamente desconocida hasta el momento. Sin creer eso, sin tener eso internamente incorporado, nada resultará. Por ello, el primer paso es creer. Logrado esto, todo será más fácil. Veremos cómo en siguientes entradas: pongámoslo como un experimento, también yo lo haré y contaré mis experiencias, lo que me pasa día a dia saliendo, intentando conocer gente nueva.
Seguramente seremos rechazados por algunos. Otros estarán sorprendidos. Pero muchos se nos sumarán en esta cruzada. Aprendamos a aprender que los demás son personas, como nosotros. Esta especie de redundancia, muchas veces, no es tan evidente para nuestros adentros, toda vez que pensamos que los demás son seres totalmente diferentes, con otros problemas, otras preocupaciones y otras cosas que hacer. Sin embargo, todos nos parecemos bastante.
Por todo esto propongo el desafío: utilizar este espacio para contar experiencias de «salidas al ruedo», contar cómo fue, qué hicimos, cómo reaccionaron los demás y esas cosas. Debo confesar que algo sé de esto, no soy un novato: hace un tiempo que lo vengo haciendo, por lo tanto sé de algunas estrategias y distintas formas de actuar que probablemente os serán muy útiles. Así es que, manos a la obra, ¡y a conocer gente!