Muchas son las causas que pueden desencadenar un divorcio, incluso después de él se pueden suceder situaciones complejas
El divorcio es un derecho que asiste a todos la ciudadanía española desde que se aprobase la actual ley en el año 1981. Desde entonces, millones de parejas han ejercido ese derecho en España.
A pesar de que la cifra de divorcios está subiendo mucho en los últimos años y que la media que dura un matrimonio español es de 16,5 años, la verdad es que los mecanismos también se han agilizado con el deseo de que este trámite sea lo más rápido y sano posible.
Está claro que cuando una pareja decide optar por esta herramienta legal tan definitiva es porque, antes, ya habrán tenido un proceso meditado que ha derivado en dicha solución. No obstante, durante y posterior al proceso se pueden dar circunstancias muy adversas que enmarañan las relaciones y pueden significar verdaderos calvarios personales.
Una de las primeras cuestiones que se plantean los cónyuges que se quieren divorciar es la parte económica. Se dicen a sí mismos: me quiero divorciar pero no tengo dinero, sin embargo, ese no es el principal escollo, pues existen equipos de abogados que por 150 euros por persona procede a un servicio completo. Por ese motivo, el escollo económico es fácil de sortear. Obviamente, al tratarse de un derecho, toda la ciudadanía debe tener las mismas oportunidades de acceder a él. Así lo entiende este equipo de juristas que, además, la primera consulta de asesoramiento la hacen completamente gratuita.
De lo que se trata, siempre, es de que las partes lleguen a acuerdos comunes. Que sean parte activa de la resolución de su propio conflicto vital y, sobre todas las cosas, evitar litigios judiciales. Pero, ocurre que, con mucha frecuencia, una vez se decide por el divorcio alguna de las partes no quiere apaciguar los ánimos y decide emprender una guerra con la otra persona.
En estos momentos lo mejor será tomar calma, un poco de perspectiva e iniciar los trámites que la ley permita. Eso sí, sin abandonar, nunca, la línea del diálogo que puede que, en lo insostenible de la situación generada, termine por triunfar.
El uso de la vivienda puede ser un problema
Una de las principales causas de litigios ex conyugales ocurren cuando tras el divorcio se tiene que decidir sobre el uso de la vivienda habitual o domicilio familiar. En este sentido, es fácil pensar que ese uso lo haga el que sea propietario y, en el caso de tener hijos, que la persona que guarde y custodie a los menores sea la que haga ese uso y disfrute.
Sin embargo, las casuísticas son múltiples. Porque, existe la posibilidad de que la casa que se ha usado familiarmente sea propiedad de uno de los cónyuges y que, sin embargo, el otro no quiera abandonarla. Entonces, ¿como echar a tu pareja de casa si la casa es tuya? Lo más lógico es que lo hiciera por su propia voluntad. Si no es así, habría que intentar dialogar y si, aun así no es posible, llamar a un abogado para que asesore sobre las posibilidades que existen.
Si se demuestra que esa persona ha hecho uso, está empadronada en el sitio, tiene peor situación económica y no tiene alternativa por vulnerabilidad, es posible que el proceso se alargue un poco hasta determinar un buen equilibrio entre las partes. Sin embargo, si no se tienen hijos y no se llegan a consensos, habrá que hacerlo a través de un desahucio por precario; para que sea totalmente legal.
La convivencia con los hijos que no son propios
Cuando una pareja convive con los hijos de la otra persona sin que sean propios es posible que se generen muchos conflictos. Se da el hecho de que la situación se convierte insostenible cuando uno de los cónyuges deja muy claro que: no quiero vivir con los hijos de mi pareja. Llegado a ese punto habrán de sentarse y dialogar.
En general, los problemas de convivencia son muy frecuentes. Por eso, hay que ver también en el proceso de maduración que están esos niños, sentarse a analizar dónde radica el conflicto y, por supuesto, si es algo que no es sostenible habrá que plantearse la situación del divorcio.
En todos esos casos, contar con una asesoría jurídica es muy importante. Ya que, llegado el caso, es posible que haya que litigar en los juzgados algunas cuestiones.
Definitivamente, los problemas que se generan dentro de un matrimonio tienen orígenes diversos, y cada una de la naturaleza de los mismos pueden derivar en situaciones legales diferentes, ante esa incertidumbre acudir a los expertos es, siempre la mejor opción, como también lo es el hecho de dialogar.